Foto: Gustavo Montoya |
El pasado 27 de junio, en Mesetas, Meta, en acto protocolario se dio por concluida la entrega de armas de las Farc a la misión de las Naciones Unidas, un total de 7.132 armas individuales se silenciaron para darle paso a la legalidad de las Farc desde la palabra como movimiento político. Este es un momento histórico en Colombia, las Farc con un sinnúmero de víctimas en más de 50 años de guerra le dijeron adiós a las armas, ahora el reto tanto del Gobierno Nacional como de los máximos jefes de las Farc, será la reincorporación de los ex combatientes a la legalidad.
Igualmente, es necesario que todos los colombianos abran su corazón y le den la oportunidad a la paz, al perdón, a la reconciliación. Dejar a un lado los odios y construir un país en paz, porque no queremos más soldados, campesinos ni guerrilleros muertos, entender que todos somos colombianos y que solo con la unión de la sociedad civil podremos lograr ser un ejemplo para el país, teniendo la esperanza de brindarle un futuro mejor a las próximas generaciones.
Blindar la implementación de los acuerdos, apoyar el proceso de paz que adelanta el Gobierno Nacional y el ELN en Quito, es dar garantías de no repetición del conflicto armado, que será también una oportunidad de construir desde diferentes escenarios políticos una democracia más fuerte, donde todas las fuerzas ciudadanas de oposición tengan la seguridad para ejercer su derecho democrático, teniendo en cuenta que durante los años 2016 y 2017, han sido asesinados 186 líderes sociales.
Este camino no será fácil, porque la corrupción sigue siendo campante en todas las ramas del poder en Colombia. Ahora que la agenda de los medios de comunicación no está enfocada en la guerra, serán los casos de corrupción los que fueron ocultos por muchos años los que se destaparán y nos darán la razón que el principal problema del país es la corrupción que roba las oportunidades de todos.
Leonardo Tangarife Aguirre
15 de julio de 2017
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