La muerte de Isolda Echavarría o el día que nació un mito local |
Escrito por Diana Fernández Flórez | ||||
Friday, 11 de June de 2010 | ||||
La familia Echavarría Zur Nieden era el símbolo de la felicidad en la Medellín de los años 60, locos y febriles. Pero, la muerte de su hija única, Isolda, no solo fue uno de los momentos más tristes de aquellos años si no que marcó el nacimiento de un mito urbano.
Que nada podría enlutar la vida de la familia Echavarría Zur Nieden, era la sensación que tenían 200 mil habitantes que tenía Medellín en 1967 y que veían a ese pequeño grupo familiar como la personificación de la felicidad: exitosos, unidos, generosos y ricos.
Pero, la muerte de Isolda, la unigénita del matrimonio formado por Diego Echavarría y Benedikta Zur Nieden, empezó a convertir esa historia de cuento de hadas –hasta vivían en el único castillo construido en Medellín- en parte de los más oscuros y tristes imaginarios urbanos de la ciudad que dejaba de ser pueblo.
La historia oficial dice que el primero de abril de 1967, Isolda Echavarría Zur Nieden, de 19 años, murió a causa del síndrome del Guilliam Barré. Había sido víctima de una extraña (incluso hoy, 43 años después), enfermedad, cuando se encontraba estudiando humanidades y democracia, en la universidad Lake Erie College, en Painesville.
Benny Duque amiga e investigadora de la familia Echavarría Zur Nieden recuerda que la última carta enviada por Isolda a su madre Benedikta fue en el verano de 1967, cuando estaba de vacaciones en Puerto Rico con su amiga de la universidad Edna.
En el mensaje decía: "querida Mamamía (sic)… tengo mucho por contarte, pero eso es muy difícil por carta… también me gastaría como 50 páginas… es mucho lo que ha pasado, sigo cambiando y aprendiendo.
"Este viaje a Puerto Rico me reveló muchas cosas, te acuerdas la noche del 31 de diciembre, desde ese momento sabia que este año sería muy importante en mi vida, uno completamente distinto".
La señora Duque añade que "Cuando Isolda regresó a Ohio (la sede de la universidad) después de sus vacaciones, comenzó a enfermarse. Se sentía débil, vomitaba todo el tiempo y la enfermedad respiratoria que tenía desde pequeña se agravó considerablemente.
Últimos días por carta
Edna, su amiga, estuvo acompañando a la joven Echavarría hasta el día de su muerte y, a petición de don Diego y "Dita" Echavarría Zur Nieden, narró mediante una carta, cómo vivió Isolda sus últimos días.
"Isolda llegó cansada, pensé que era normal por el viaje; el lunes, el martes y el miércoles nos reunimos para almorzar como era costumbre, sin embargo el miércoles por la noche Isolda manifestó dolor en sus piernas y mucho desaliento y de inmediato la llevaron a la enfermería, ella insistió mucho en no llamarlos a ustedes ya que no quería preocuparlos hasta no saber qué enfermedad era la que la aquejaba, el viernes por la tarde nos llamó la señora Wertz diciendo que Isolda estaba muy mal, Blanca Uribe y yo fuimos y estuvimos con ella pero por la noche perdió el conocimiento y no volvió más", dice el documento que conserva Benny Duque.
Para la pianista Blanca Uribe, amiga de la infancia de Isolda, fue un gran golpe la noticia. Recuerda que todo pasó tan rápido que fue difícil asumir que era cierto: "yo la vi el lunes, cuando llegó del viaje y se veía algo cansada pero parecía bien. El viernes, cuando me avisaron que estaba mal no entendía lo que pasaba. Sin embargo, fui al University Hospital, en Cleveland, y allí estuve con ella durante sus últimas horas de vida", dice.
Un diagnóstico
Benny Duque afirma que al principio, cuando Isolda fue llevada al University Hospital, los médicos pensaron que se trataba de polio por la manera en cómo se desarrolló la enfermedad en Isolda. No obstante, tiempo después de su muerte, se llegó a la conclusión de que el mal causante había sido el virus de Guillan Barré.
Según el médico Cesar Augusto González, de la Universidad de Antioquia, "la enfermedad consiste en un trastorno neurológico del sistema inmune del cuerpo, que ataca al sistema nervioso, trayendo como consecuencia que el cerebro no envíe las señales nerviosas a tiempo y los músculos pierdan su capacidad para reaccionar ante los estímulos. Además, produce hormigueo, debilidad y parálisis corporal. En algunos casos puede producir la muerte del paciente, si no es tratada a tiempo".
El imaginario
Tal vez lo inesperado de los acontecimientos, tal vez el hecho de que se tratara de una de las familias más (y mejor) reconocidas de la ciudad, emparentadas con capitanes de industria, para muchos fue el hecho de que se produjera tan lejos del hogar, pero tras la muerte de Isolda, apareció el imaginario urbano que rodea, cuatro décadas más tarde, su deceso.
Por ejemplo, María Isabel Duarte, actual bibliotecóloga de la sala patrimonial documental de la Universidad Eafit comenta que "alrededor de la muerte de Isolda se han generado varias versiones. Se rumora que pudo haber sido un suicidio, sin embargo la falta de los documentos de defunción imposibilitan asegurarlo con veracidad". María Isabel hace parte de ese enorme conglomerado de personas que nunca la conocieron personalmente, que apenas sabe de la existencia del Castillo de los Echavarría pero, desde su infancia, como muchos, escuchó la historia del presunto suicidio.
Juan Diego Torres historiador en el museo cementerio de San Pedro, comenta que "los Echavarría, desde Alejandro, fundador de la textilera Coltejer, fueron reconocidos en Medellín como una familia de industriales y filántropos, dedicados a ayudar a los demás. La noticia de un posible suicidio de Isolda Echavarría podría haber generado un escándalo, perjudicando la imagen que se había construido años atrás. Sin embargo, esta versión hace parte de los mitos que surgieron alrededor de las muertes de personajes como José María Sierra o Carlos Coriolano Amador".
Mitificada
Al morir, el cuerpo de Isolda fue embalsamado para realizar la repatriación del cadáver, sus padres deseaban que su cuerpo descansara en Colombia. Blanca Uribe recuerda como fueron aquellos momentos "a Isolda la mandaron en un ataúd desde Estados Unidos. Pero, cuando llegó al país, se dieron cuenta de que éste era muy grande y no cabía en la tumba, por lo cual tuvieron que pasarla a otro ataúd más pequeño. Mirándola era increíble pensar que estuviese muerta: su imagen parecía, simplemente, la de una mujer dormida. Su entierro fue en el cementerio de San Pedro en las horas de la noche, para evitar la muchedumbre, pero aún así, muchas personas presentaron sus condolencias a la familia Echavarría Zur Nieden".
Tal vez el detalle de las exequias nocturnas, un lunes, además lluvioso, fue otro elemento que ayudó a construir el imaginario alrededor de uno de los primeros mitos urbanos de Medellín.
Vida social
Isolda Echavarría Zur Nieden le había dedicado su vida a servir a la comunidad, vivió su infancia y adolescencia en el castillo ubicado en el barrio El Poblado, suroriente de Medellín.
Se había aficionado a viajar por el mundo, donde descubrió y cultivó su afinidad y habilidad para el arte, la música y la pintura.
Para Benny Duque, Isolda en su corta vida alcanzó una madurez única y realizó mucho por su ciudad: "dedicó su vida al arte y la cultura, el mayor mensaje que deja Isolda en su corta existencia es la gratitud, la entrega a las causas sociales de sus padres y el amor que demostró por sus semejantes. Además, durante su juventud se dedicó a conocer el mundo y a promulgar y promocionar lo bello de su país y aunque nació entre la riqueza, siempre fue sencilla y amorosa, una mujer que en su corta vida, logró hacer toda una vida".
Tomado de: http://www.funlam.edu.co/azulnaranja/index.php?option=com_content&task=view&id=6282&Itemid=16
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